Este pasado verano visité el Museo de Arte Contemporáneo de Tel Aviv y me encontré con esta curiosa obra interactiva del artista suizo Urs Fischer.
Justo cuando entré en la sala, una silla (del tipo ‘simpática’ y un poco hiperactiva también) aceleró desde lejos, vino hacia mí y se puso a dar un par de vueltas alrededor. Me flipó. No pude evitar pensar como el uso de la tecnología como experimentación estética contribuye a la creación de nuevos lenguajes y espectáculos de este tipo.
Luego al ver los niños volviendo locas a las sillas y maltratándolas me puse un poco más filantrópico y pensé sobre lo vulnerables que podemos ser a veces y cómo puede afectarnos emocionalmente nuestro entorno. Creo que al final llegué a empatizar un poco con las sillas 🙂
Ahí va el vídeo que hice:
Urs Fischer (Zúrich, 1973) es un artista plástico reconocido por sus obras reflexivas, desconcertantes y lúdicas; él es multidisciplinario y trabaja en escultura, fotografía, dibujo, pintura y ediciones, y emplea una amplia variedad de materiales y procesos únicos.
Inició su carrera artística en Suiza, donde estudió fotografía y desde su primera exposición individual se lució, ya que, a través de instalaciones inmersivas y entornos alucinantes llenó tres pisos del New Museum de Nueva York.
Esta acostumbrado a crear obras interactivas que convivan en el recinto con sus espectadores. Así que en la Bienal de Venecia de 2011 presentó una copia en cera de la escultura de finales del siglo XVI de Giambologna titulada El rapto de las Sabinas. Esta vela monumental se encendió y se derritió lentamente a través del transcurso del evento. Desde entonces, mostró su influencia e interés en homenajear la historia del arte.
Actualmente, sus obras forman parte de las colecciones del Museum of Modern Art y el Whitney Museum en Nueva York, la Rubell Family Collection en Miami y recientemente en la Colección Jumex de la Ciudad de México.
Izquierda: Urs Fischer. Derecha: Escultura de Urs Fischer, «Lovers», Museo Jumex.